viernes, 16 de marzo de 2012

Tres canarios en la nieve

Voy a contar un poco, mis sensaciones cuando fuimos a Granada  Carmelo Oswaldo y yo, para asistir al curso de Seishiro Endo en 2010,  no puedo hablar por los demás, aunque si puedo decir, sin temor a equivocarme, que se disfrutó bastante de la experiencia, tanto entrenando como haciendo el poco turismo que nos permitió el escaso tiempo que estuvimos allí.
No voy a entrar en detalles por que sería muy largo, así que a modo de relato comentaré el primer día de práctica.
Por cierto en Granada hay una máxima y si no estas dispuesto a cumplirla, mejor no vayas, se llama Cañas y Tapas, Buenísimassssss.

Antes de empezar diré, que el mismo día que llegamos a Granada, al venir desde el aeropuerto de Málaga tan justos de tiempo, no pudimos acceder a la primera clase por que ya había empezado, es más estaba acabando, y concluyó mientras nos estábamos inscribiendo, y fue ahí cuando vimos al Maestro por primera vez, de repente nos dimos cuenta que estaba detrás de nosotros hablando con un grupo de aikidokas. Daba la sensación y se confirmó a lo largo del curso, ser una persona muy afable y de mucho sentido del humor, lo que me transmitió muy buenas vibraciones.


Primer día.- Menos 2 grados, je, je, unos canarios en su salsa.

Salimos de la cabaña temprano, apreciamos que había una ligera capa de escarcha en todo lo que nos rodeaba. Al llegar a la cafetería del complejo deportivo, pudimos vislumbrar con cierta admiración los picos blanquecinos de Sierra Nevada. Después del desayuno decidimos ir a ver el lugar donde teníamos previsto entrenar. Al llegar al polideportivo, desde la parte alta de las gradas, se divisaba un inmenso tatami que tapaba el parquet de la cancha, nos acercamos y al tocarlo percibimos que estaba muy frío, casi helado.
En mi caso, me recorría cierto nerviosismo según se acercaba la hora de la primera clase de la mañana y primera también con Endo Shihan, creo que todos estábamos un poco nerviosos y ansiosos a la vez.
Un cuarto de hora antes de la clase ya estábamos en el tatami calentado, poco a poco el mismo se iba llenando, se reconocía un ambiente de mucha fraternidad, ya que en el poco tiempo que estuvimos allí reconocimos algo que supongo ocurre en los seminarios de lo grandes maestros de Aikido, y es que tienen una serie de aikidokas incondicionales que si fuese por ellos asistirían a todos sus cursos, por lo que la mayoría de las personas allí reunidas se conocían y tenían algo en común, el Aikido, y más en concreto el de Endo.

Me llamo la atención que él, se pusiese a calentar junto con todos los allí presentes antes de saludar y comenzar el calentamiento oficial por así decirlo, antes de la práctica.

Al principio me sentí desplazado, pero duró poco, por el hecho de que el 98%, de los que estaban, llevaban Hakama, el 90%, eran cinturones negros con danes, y un 2%, en el que me incluyo, íbamos con kimono únicamente.
Ayudó para encontrarme a gusto en el entorno, el trato recibido por los conocidos de Carmelo y algunos que habíamos conocido ya en cursos aquí, también  los demás que fuimos conociendo a lo largo de nuestra estancia en Granada, con los que se mantuvo un trato cordial tanto dentro como fuera del tatami, que se traslado para continuarlo en futuras visitas a la península.

La práctica fue distinta a como lo había hecho anteriormente, se explicaba una forma de trabajo basada en las sensaciones (muy importante), con un ataqué en concreto y a partir de ahí a trabajar en Jiju-Waza . Es una forma que ayuda mucho a explorarse uno mismo y a uke al mismo tiempo. En mi caso, por lo novato que era en ese momento, casi ni me acuerdo de los detalles.
Se recalcaba mucho el bajar centro y guiar desde ahí, decía que tenían que doler los muslos después de las sesiones, ya que si no dolía, no se estaba haciendo bien. Según traducían esto mismo, me hizo recordar las propias palabras de Endo en una entrevista, en la que contaba, que en su primera clase cuando era joven, tuvo que hacer hasta doscientas sentadillas y Shiko-Dachi, y al terminar casi no podía subir las escaleras .del tren.

En mi opinión, visto desde la óptica del presente, y como también opina nuestro compañero y amigo Manolo Cardenes, cuando hemos tratado temas similares en nuestras charlas, se le saca mucho más partido a este gran maestro, cuando ya se posee un nivel alto y se sigue técnicamente hablando una línea en concreto de Aikido. Es por lo que creo que Carmelo con su experiencia, y manera de absorber las enseñanzas de un gran maestro como Endo y todos con los que se ha cruzado en el camino, siempre ha sabido a posteriori trasladarnos a nosotros las enseñanzas sin desvirtuaciones.

Yo a día de hoy reconozco que me sobrepasó  la experiencia, que deseo repetir y sacarle más partido la próxima vez.

Un saludo a tod@s

1 comentario:

Anónimo dijo...

Leo este relato y envidio no haber estado allí. Pero todo pasa por algo, quizás no era el momento o no estaba preparado (quizás aún tampoco lo esté) pero de cualquier modo espero en un futuro no muy lejano poder experimentar esas sensaciones que comentas por mi mismo.
Felicidades y un saludo.
Manolo Cárdenes.